-¿Hola?...- me atreví a preguntar por
segunda vez, las rodilla me temblaban y la boca se me secaba.
-Hola Lucia… - Una voz masculina susurró
mi nombre -Siento todo esto… yo no quería…
- ¿Victor? ¿Eres tú? - Era el, lo sabía
su voz era inconfundible
-Claro que sí, ven acércate-
Por un momento la felicidad me lleno el pecho y mis pies querían correr
a sus brazos, mas la voz de mi madre volvía a mi cabeza “No hay mucho tiempo,
lucha… sueña… duerme” y algo en mí creó esa inseguridad ¿realmente es él?
-No puedo ir… no veo nada, enciende la
luz- Le contesté con seriedad
-Venga vamos… confía en mi-
-Confiaría en ti si pudiera verte… hay
muchos muebles, trastos y me puedo tropezar
-No lo harás ¡Vamos! – La voz sonaba un
poco desesperada
-Enciende la Luz… - Hablé con tono
amenazante
-¿Tanto miedo te da la oscuridad? – en tono
burlón
- ¿Y a ti? Ven tu hacia mi… - Le
repliqué sin pensarlo
- Solo tenías que pedírmelo
¿Cómo?... Se hizo el silencio, me estremecí
aún más, mi desconfianza iba creciendo y mi corazón latía a mil por hora. La
boca ya era oficialmente un señor zapato, seco y requeteseco, cuando… alguien
comenzó a abrazarme por la espalda.
Me quedé paralizada, los ojos se me salían de
las orbitas, el corazón ya casi se salía del pecho y creo que me convertí en un
tempano de hielo porque la sangre no me fluía por el cuerpo. Podía notar como
su aliento calentaba mi oreja y su respiración también era muy rápida. Sus latidos
se acompasaban a los míos y sus brazos me apretaban cada vez más fuerte.
-Shhhhh… tranquila, estoy contigo- Su
voz, era su voz, y mi corazón comenzaba a calmarse lentamente
- Tenía miedo… esta tan oscuro…
- Lo sé… pero tiene que ser así
- ¿Por qué?
-Porque no estamos en ningún lado, no
estamos abrazados y no existimos
-¿Cómo que no existimos? No lo entiendo,
estamos en mi sueño
- No Lucia… tu sueño es el prado, la
casa de tus padres, el columpio, tu felicidad… esto no existe
- Pero tú y yo estamos aquí, esto
existe- me giré para buscar su rostro en la oscuridad, levanté las manos para
palpar su cara y su pelo, encontré sus labios y los acaricié con suavidad con
la yema de mis dedos.
- Existe… - Su respiración se aceleró y
calentaba mis dedos con cada palabra que pronunciaba, notaba su corazón, sus
latidos, al tiempo se calmaban y en un instante se disparaba-… para nosotros, para ellos no…
- ¿Para ellos? ¿Para quienes?
- Para el consejo…
- El consejo… ¿Qué consejo? ¿Qué dices?
- Tengo muchas cosas que explicarte… y tú
también a mí… ¿Cómo es posible que recuerdes todos los sueños? ¿Cómo es posible
que encuentres la puerta? ¿Cómo es posible que controles el espacio y el
tiempo, tal y como yo puedo hacerlo?
- ¿Perdona? ¿Yo explicarte a ti? Mejor dicho…
¡Explícamelo tu a mí! Que no sé lo que significan todas esas cosas… ¿Qué eres?
- ¿Qué soy? ¡Qué pregunta es esa! – Me dijo
sorprendido
- Hombre… alguien que entra en mis
sueños y los recuerda… es más raro que el hecho de que yo los recuerde ¿no?
-Para mí es más raro que un humano
recuerde los sueños en los que intervengo
- ¿Un humano? ¡A caso tú no eres humano!
- No…